La transformación digital ha detonado cambios radicales entre empresas e individuos. Desde el trabajo remoto, las compras en línea y la banca electrónica, hasta la educación a distancia y la telemedicina, son posibles son actividades que pueden realizarse desde cualquier dispositivo conectado. No obstante, estas ventajas están acompañadas de importantes riesgos para la información que fluye por los canales digitales.

Y es que los ataques informáticos no distinguen entre personas, compañías ni gobiernos: su objetivo es obtener datos confidenciales que los ciberdelincuentes pueden utilizar para lucrar y afectar sus finanzas y reputación.

La Organización de Estados Americanos (OEA) da cuenta de que tan sólo en México, los ciberataques a empresas y organizaciones públicas y privadas pueden alcanzar la marca de los $5,000 millones de dólares cada año. A lo largo del 2021, según una encuesta del Foro Económico Mundial, se registraron 270 ciberataques en promedio por organización. Esta cifra representa un incremento anual de 31%, y el costo de cada brecha exitosa le costó a una empresa poco más de $3.5 millones de dólares.

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Además de la evolución digital, un mayor número de dispositivos conectados, redes más amplias y veloces como 5G, y los conflictos sociopolíticos, entre muchos otros, plantean un enorme reto para los responsables de la ciberseguridad de las organizaciones, quienes deben conformar una estrategia altamente efectiva, así como aprovechar las herramientas tecnológicas a su alcance.

Estos profesionales deben tener siempre presente que un incidente de seguridad puede tener graves implicaciones en aspectos regulatorios, reputacionales, legales y financieros. A estos se suman la desconfianza y pérdida de clientes que resulta del robo de datos sensibles de los sistemas de una empresa.

Protección con inteligencia

Del mismo modo que la inteligencia artificial (IA) ha permeado en diversos entornos, también lo ha hecho en la ciberseguridad. De hecho, la IA ha potenciado la ciberseguridad al ser capaz de detectar, prevenir y mitigar amenazas cibernéticas.

Aunque la IA no reemplaza a los sistemas y métodos que han demostrado su eficacia, puede ayudar a complementarlos y añadir una capa extra de seguridad.

¿Cómo, entonces, la inteligencia artificial se está utilizando para combatir las amenazas y minimizar los riesgos en el actual entorno? Revisemos algunas aplicaciones potenciales.

 

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  • Detectar comportamientos anómalos. La IA puede analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real y detectar patrones y comportamientos anómalos que podrían poner en evidencia un ataque. Los sistemas de detección de intrusiones basados en IA pueden identificar actividades sospechosas en redes y sistemas y alertar a los responsables de la seguridad para que lleven a cabo las acciones pertinentes.
  • Identificar amenazas mediante machine learning. Los algoritmos de machine learning (ML) pueden analizar datos históricos y en tiempo real para identificar nuevas amenazas y ataques antes de que se generalicen. Esto ayuda a prevenir ataques desconocidos.
  • Filtrar correo electrónico y phishing. Los sistemas de IA pueden analizar patrones en correos electrónicos y detectar características asociadas con el phishing y el spam. Esto ayuda a prevenir que los usuarios caigan en trampas de phishing y que se infecten con malware.
  • Análisis de comportamiento de usuarios. La IA puede crear perfiles de comportamiento de usuarios y sistemas, lo que permite detectar actividades inusuales. Si un usuario comienza a comportarse de manera diferente a la habitual, el sistema puede emitir alertas.
  • Respuestas automatizadas a amenazas. Los sistemas de IA pueden automatizar respuestas a amenazas conocidas, como bloquear direcciones IP o tomar medidas correctivas. Esto puede ser especialmente útil para contrarrestar ataques en tiempo real.
  • Creación de reglas de seguridad. Los algoritmos de IA pueden analizar patrones en los datos de ataques previos y generar reglas de seguridad más efectivas para proteger sistemas y redes.
  • Análisis de grandes conjuntos de datos. La IA puede analizar grandes volúmenes de datos de registros y eventos para identificar tendencias y patrones que podrían pasar desapercibidos para los sistemas tradicionales de seguridad.
  • Anticipar amenazas. La IA puede anticipar amenazas potenciales al analizar tendencias y datos históricos. Esto permite a las organizaciones prepararse y tomar medidas preventivas antes de que sufrir un ataque.
  • Mejorar la respuesta a incidentes. La IA puede ayudar a las organizaciones a priorizar y responder a incidentes de manera más eficiente, lo que reduce el tiempo de recuperación y minimiza el impacto.
  • Autenticación biométrica y análisis del comportamiento. La IA puede usarse para autenticar a los usuarios mediante el reconocimiento facial, la huella digital y el análisis del comportamiento del usuario.

 

La inteligencia artificial tiene la capacidad monitorear diversas variables y dimensiones para analizar los riesgos. Si bien no va a detener el 100% de las amenazas, sí puede reducirlas considerablemente, asegurando para muchas organizaciones su permanencia en el mercado.

Se prevé que la IA se integre gradualmente a las líneas de defensa existentes, así como reforzar la protección a todas las áreas de una organización. Y eventualmente, ser considerada como uno de los mecanismos de protección más robustos, impulsando así su crecimiento, rentabilidad y confiabilidad.

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